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Walking ¿alone?

Hoy a la mañana hice una travesía particular. No fui al Amazonas a morirme de calor, ni al Ártico a jugar con los ositos polares. Mucho menos a bucear en el Atlántico buscando los restos de un Airbus perdido y planie sobre el Pacifico buscando otro de Oceanic Airlines, tambien perdido.
Mi travesía fue simple, como yo, y solo consistió en caminar. Caminar un poquito nada mas y por unos minutitos. Tan solo 14 km (según Google) y 3 horas según mi reloj. Partí a las 8.17 hs. de mi casa (9 minutos desde la salida del sol) y llegue a las 11.20 hs. Justo para comer. Igual no me canse en absoluto. Fue una mañana soleada, sin ninguna nube pero con mucho mucho viento que acarriaba frió. Mi clásica campera negra reversible, mi cuello y listo. Ah, el iPhone para registrar cada paso que daba, o por lo menos los más importantes.
A pesar de que empece la Caminata (de ahora en más) solo, en el camino me acompañaron dos personas. Dos personas muy especiales. Quizás una más especial que la otra. De mi mano izquierda, el lado que gobierna prácticamente todos mis aspectos de mi vida, mi lado preferido, iba una muchachita, muy bella por cierto, con cabellos color noche con mechones iguales al Sol. De vez en cuando su pelo cambiaba de color. Por momentos era un rojo color ciruela, color atardecer, color pasión... Del otro lado iba un tipo. Un tipo que si me lo cruzara en cualquier calle, sea de día o noche, cruzaría para no toparmelo. De lejos (y de cerca) parece un placard de dos metros de ancho y también de largo. Pero tan solo con intercambiar algunas palabras, me daria cuenta que es un buen tipo. Un tipo inteligente (?), responsable (?) y con un corazón que su peso lo vale en oro (?). Un gordo lindo, diriman algunos. Un tipo que me acompaña hace casi casi casi 21 años. Muy orgulloso de estar junto a el por más que algunas veces me traiga algún que otro problema.
Estas dos personas iban tomadas de la mano, por intermedio de mi. Por momentos hablaban, por momentos se besaban, por momentos se miraban, por momentos paraban y veían la costa juntos. Una linda pareja. En ocasiones, yo me retrasaba para observarlos de lejos. ¿Quien lo diría?. Me gustaba esa imagen. Que lastima que el iPhone no tiene el modo Ghost habilitado. Espere futuras actualizaciones para ver si lo incluyen. Siempre me esperaban que yo me les uniera cuando hacia esto. Una de las dos se enojaba porque estaba retrasando la Caminata.
¿De que hablaban? Al principio eran susurros de amantes que preferí no escucharlos pero luego cuando levantaron la voz, charlaban sobre la Época de Oro donde un príncipe, un principito, un intento de príncipe viajaba con 40º C a la sombra en un colectivo con pasajes sobrevendidos. Pero el amor, las ganas, el entusiasmo, la ansiedad hacia que esos viajes de Martes por la mañana fueran en una limusina privada con aire acondicionado y mini bar (pero si alcohol, eh!). Esa Época donde las empanadas, los panchos, las motos de agua y las largas caminatas por las playas de un ciudad desconocida llena de V azuladas pintadas en cualquier pared, eran moneda corriente. Donde los mensajitos aparecían aun estando en cuartos separados porque las ganas de comunicarse y saber del otro, podían.
Luego se pusieron serios y hablaron sobre la Época Sin Luces donde se sufrió mucho. De ambos lados. Un periodo negro, oscuro que podría haberse evitado, claro esta. Pero bueno, paso y sirvió para reafirmar y recomprometrerse a lo dicho en el Año Nuevo. Para darse cuenta cuales son las prioridades y que es lo que realmente nos hace feliz, los que nos pone contento, lo que nos hace levantar y acostar con una sonrisa a flor de piel.
Del presente no hablaron porque lo están viviendo. Y de que manera!
También hablaron sobre el futuro.Pero ahí me tape los oídos para no escuchar. Ahi mire hacia otro lado para no ver sus rostros que seguramente fueron felices. Por más que me guste saber que va a pasar o planificar las cosas, esta vez quise no saber. Elegí no saber. Para cuando todo eso, me sorprenda. Me llene de alegría. Hay algunas cosas que merecen no ser dichas porque mas lindas, hermosas y espectaculares que sean. Prefiero disfrutarlas en el momento que lleguen.
Y así transcurrieron las tres horas. Caminando, escuchando, mirando a esos dos. Esos dos que tanta alegría me da que estén por fin juntos como ellos querían, ansiaban, después de tanto tiempo sorteando obstáculos, alguna que otra lagrima, desencuentros, silencios...
Llegue a casa como partí. Solo. No se en que esquina me abandonaron, ni donde fueron, ni que iban a ser. Solo se que se fueron juntos y felices por la compania del otro. O por lo menos esa es la sensación que me dio uno de ellos. (V)



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Volveremos, si tu quieres, claro esta, y seremos millones, one more time.

 
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