Luego de más de diez días de vacaciones en Buenos Aires he vuelto al ruedo. Se puede decir que mi 2008 comienza la primera semana de enero porque ahora estoy junto a mis cosas en mi ciudad. Las preocupaciones y los deseos dejan de estar estancados y se puede reducir el número de preocupaciones y deseos (no porque no se puedan hacer. Cuando uno se va de vacaciones, especialmente a otra ciudad, su vida queda en stand by. Todo lo que tiene que hacer y desea hacer se posterga hasta el fin del periodo de descanso. Las vacaciones fueron “ideadas” para hacer nada. Descansar, viajar, dormir hasta bien entrado el mediodía, no preocuparse por las cosas que nos esperan cuando volvamos. Creo que eso es hacer “nada”.
Antes de contarles sobre mis vacaciones voy a especificar el espacio/tiempo de las mismas. Mi “periodo de descanso” empezó ni bien termino la Navidad. Me gusta pasar esas fechas con mi madre. Mis padres hace mucho que están separados y las fiestas las dividimos. Navidad con mi madre y Año Nuevo con mi padre. El 26 de diciembre me tome el micro hacia Buenos Aires donde trabaja mi viejo. Me fui solo ya que mi hermano se fue mucho antes.
No era la primera vez que iba a Buenos Aires pero nunca había pasado tanto tiempo en esa ciudad. Las distancias son muy largas por eso hay trenes, subtes y colectivos. Para ir a un lugar a otro hay que planificarlo el día anterior y la mayoría de las veces hay que hacer combinaciones. Mi hermano y yo nos manejamos muy bien solos gracias a las increíbles instrucciones que nos daba Claudia para llegar a un determinado destino.
No recuerdo ahora el orden exacto de todos los lugares que visitamos pero más o menos los voy a orientar.
Vistamos dos shoppings durante nuestra estadia. El Abasto y Unicenter. Con ambos quede impresionado porque en Mar del Plata cualquier casa de dos ambientes es más grande que los dos shoppings que hay. En este parrafillo donde voy a describir los shopping no voy a usar adjetivos porque va sonar muy redundante. Lo único que les digo es que son increíbles para la gente que no esta acostumbrada a grandes lugares. Hay que llevar el MP3 porque el viaje a esos centros comerciales es muy largo. Lo que recuerdo es que el primero que visitamos fue Abasto. Es muy fácil de llegar: te tomas el subte línea “b” y sin subir a la superficie ya nos encontramos en el shopping. Lo recorrimos todo y encontramos una gran variedad en los locales. En los precios no me fije porque no tengo un mango partido a la mitad para gastar en nada pero vi muy buena calidad en los productos. Me lleve dos “adjetivo” sorpresas. La primera era la visita a los locales Yenny y el Ateneo. Me encanta leer y ahí encontré un sin fin de títulos para ser descubiertos. La segunda fue visitar un local de Musimundo donde pude encontrar series de TV en DVD. Seinfeld, Scrubs, Friends, House y otras. No creí que era posible pero encontré una sección dedicada al anime y vi un artbook “adjetivo” de Evangelion. Unos días después visitamos Unicenter. Pensé que había llegado al cielo con solo ver la entrada. Tendría que redefinir la expresión “es enorme e increíble”. Tres pisos “adjetivo” de locales de primeras marcas. Para que se den una idea, cada cien metros hay terminales con un soft para ver todos los locales, su descripción y como llegar a ellos. Tan grande es el shopping que hay un hipermercado adentro. Era “adjetivo” estar ahí. Lo que más me gusto fue encontrar un local exclusivo para las computadoras Mac. Nunca había tenido una tan cerca y mucho menos probarla. Con mi hermano descubrimos un nuevo mundo que se nos abría. Era un sueño cumplido. Dentro del local estaban todos los productos Apple listos para ser probados y examinados por los visitantes. No se si la gente compra en ese local porque los precios son de otro planeta pero de lo que estoy seguro es que se va impresionada. Con era de esperar encontré una revista con todo el inventario que se encuentra en el local con su respectiva descripción y precio. Cuando la revise más tranquilo en el colectivo (de milagro iba sentado) me di cuenta que es una revista de Mac exclusiva de ese local con notas, lanzamientos y como les dije todos los artículos que se venden ahí. También encontré en ese shopping el local Compumundo. Medio pequeño en comparación con los otros pero igual me fascinó. Encontré todo tipo de productos para notebook y PC de escritorio. Cualquier cosa de esa sale el tripe en Mar del Plata y pasas por lo menos una semana buscándolo.
Mi hermano había visto un buzo de River en San Isidro la semana anterior a mi viaje. Ese buzo lo consiguió a treinta pesos menos que en Mar del Plata. Si mi ciudad algún día quiere convertirse en una verdadera ciudad tendrá que poner los precios acorde a las grandes ciudades como Buenos Aires, Córdoba y Rosario. Los empresarios marplatenses deberían dejar de pensar en la ganancia inmediata y pensar en lo que se vendrá. Pero este tema es para otro momento. El hecho es que lo acompañe a cómpraselo. También es muy fácil de llegar. Te tomas el mismo subte para el Abasto pero te bajas antes o después. No lo recuerdo, fíjense en el mapa de estaciones. San Isidro es una de las zonas más ricas de todo Buenos Aires y se hace notar en sus casas y calles. Todo muy bien presentado y conservado. Es una zona para contemplar, no hay muchos negocios pero si hay un centro de recreación con cines, restaurants y lugares para comprar recuerdos y artesanías. Cuando íbamos a tomar el tren de vuelta pasamos por un lugar que venden superpanchos. Les digo sinceramente que son los mejores panchos que jamás he comido. Hasta el pan estaba sabroso. Nos comimos dos cada uno con su respectiva Coca y nos quedamos con ganas de más.
Otro lugar que visitamos fue la calle Florida. La primera vez que viaje ya la había recorrido y me había sacado fotos en el Luna Park, Obelisco, Casa Rosada y el Cabildo. Digamos que hice el recorrido obligatorio para los turistas. Pero esta vez contaba con más tiempo y menos lugares que visitar obligatoriamente. Voy a caer de vuelta y espero que por ultima vez en la absurda comparación con mi ciudad. Algunas veces es bueno comparar porque así se conoce mejor la magnitud de las cosas. Por ejemplo, Vélez tiene una sola Copa Libertadores de América. Ese dato solo podría dar la impresión de que Vélez es muy poco una sola Copa pero si lo comparamos con equipo que jamás hayan jugado ese torneo, la Copa adquirida por los de Liniers cobra otro sentido. La peatonal de Mar del Plata son como diez cuadras, la de Buenos Aires es más larga que cualquier avenida en mi ciudad. Ahí nos damos cuenta que la enormidad de Buenos Aires. En nuestro recorrido encontramos muchas cosas curiosas: relojes de tres mil pesos, artistas de primer nivel todos lugares, etc. Lo que más me asombro fue descubrir todo una galería dedicada a la informática. Una hora nos pasamos recorriendo todos los locales, mirando todo y preguntando. Fue “adjetivo” estar ahí y ver todos productos que jamás había visto en persona. Eso paso antes de visitar Unicenter. Cuiden el significado de este último “adjetivo”.
En los últimos días fuimos a Liniers. No para ver a mi amado Vélez sino ver disfrutar de un partido a beneficio organizado por Javier Zanetti. Estuvieron entre otros, Lucas Castroman, el mismo Pupi, Coria, Gaudio (con un brazo enyesado), los Zarate (Roly, Mauro, el padre y otro más), Sand, Valeri y Chiquito Bossio, Denis (el jugador) y glorias velezanas y del futbol argentino. Me causo sorpresa ver al cantante Axel y al periodista Feimman. El cantante jugo mucho mejor pero de vez en cuando metía una patadita. La nota de color fue el “adjetivo” calor. A “adjetivo” le pueden poner solo por esta vez una mala palabra. Nos estábamos cocinando con mi hermano. Los asientos nos carcomían el trasero y encima no estábamos a la sombra. Infinidad de veces tuvimos que abandonar nuestros asientos para ir al baño a refrescarnos un poco. Como si fuera poco cerca nuestro había un bombero con una manguera. Pobre bombero, lo insultamos durante todo el partido pero cuando, en el entretiempo, nos tiro agua más de uno nos queríamos casar con el. Era un oasis en el fucking desierto. El agua era un regalo de los dioses.
El último día lo aprovechamos muy bien. Con Claudia y su hijo “adjetivo” Tobías (sean buenos, es un muy buen pibe) fuimos temprano al Tigre. Fue una experiencia única. Nos tomamos el tren y este nos dejo justito. Tigre es la última parada del tren. Muy “adjetivo” estaba todo. Casas modernas, calles limpias y mucha amabilidad en los comercios. Queríamos conocer el delta y todas sus islas así que compramos un paquete para viajar en una lancha por una hora durante todas las islas. A pesar de que el barquillo venia retrasado y cada vez más gente se amontonaba y pegaba para poder entrar. Al final entramos todos y estuvimos cómodos. Del recorrido ni hablar, fue fantástico. Era la primera vez (creo) que me subía a un barco y hacia un trayecto tan largo como este. Vimos todas las “adjetivo” casas sobre la orilla de las islas. Cada casa tenía su propio muelle y lanchita. Durante el viaje pudimos observar remadores, otros vagos pero con lanchas deportivas, gente nadando y hasta un perro haciendo el perrito (cuac). Dentro del barco había muchos turistas, un guía que hablaba en tres idiomas y además nos dieron un café y un alfajor. No tengo más adjetivos para describir todo el viaje y la situación. Sacamos muchas fotos (cortesía de Claudia) que luego subir en mi otro blog (el de Imágenes).
Esas fueron mis vacaciones. Realmente la pase muy bien en la casa de Claudia. Su madre y sus tres hijos nos trataron de maravilla. Nos dejaron hacer todo lo que queríamos sin ninguna objeción. Espero algún día devolverles el favor. Ahora volví a Mar del Plata para retomar mi vida. Seguir buscando trabajo, continuar con mis tres blogs, soy además moderador de un foro y un montón de cosas más.