El domingo pasado en la Argentina se jugo el "super" clásico de futbol entre dos grandes potencias, Boca Juniors y River Plate en la Bombonera. "Super" entre comillas porque esta devaluado. Muy devaluado. River viene a los tumbos tanto en el futbol local como el la Copa Libertadores donde hoy juega la mitad de su boleto a los octavos de final. No encuentra los "11 de memoria" porque tiene muchos lesionados, suspendidos o con bajo rendimiento. Del lado de enfrente tenemos a Boca que se dedica exclusivamente al torneo internacional donde sumo de a tres en los cuatro partidos. Boca esta a 10 puntos de los de Liniers y casi casi en las ultimas posiciones.
Cuando se enfrentan dos grandes equipos, dos grandes potencias con muchas exigencias en tan solo 90 minutos no hay que esperar un gran partido con muchas llegadas de calidad, goles, emociones y demás. Tan solo un partido más. No se exigen mucho porque tienen "miedo" de perder, de arriesgar. Raras veces los dos equipos se lastiman, se la juegan hasta la ultima consecuencia. Se limitan a realizar dos o tres toques "bonitos", algún que otro cabezazo, alguna corrida, etc.
Los goles: Palermo, el eterno goleador que demostró no ser solo una cabeza que mete goles. Gallardo, exquisito con un tiro libre.