Quickribbon El Oraculo Del Beno: Sopa de gallina
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Sopa de gallina

El fin de semana pasado se jugo el segundo mejor superclásico del mundo. Boca-River. Esta vez se jugo en la Bombonera a estadio lleno. Este clásico venia un poco desteñido por los partidos de iba y de vuelta por la copa. Boca enfrentaba a Cruzerio y River a San Lorenzo de Almagro. El clásico seguía siendo un clásico por la fiesta de la gente, el marco de convocatoria de toda la prensa mundial, las gastadas del lunes y los futbolistas que estaban en ambos lados. No tuve la suerte de ver el partido porque no tengo el aparatito para ver los codificados y además tenia que ir a trabajar. Aca les dejo una pequeña crónica del partido via ESPN

Sebastián Battaglia, el mejor exponente individual de 90 minutos con muy pobre nivel, acertó un cabezazo a los 14 minutos del primer tiempo, y así le dio destino definitivo al partido, que no quedará entre los mejores recuerdo en la rica historia de Boca-River.

Los primeros minutos fueron tan tensos que ni siquiera se jugó porque cada uno de los equipos perdía la pelota de inmediato. Riquelme se veía impreciso y River no tenía conducción.

Poco a poco, Boca fue metiéndose en campo de River y a los 13 minutos tuvo una gran oportunidad, cuando Palermo dejó a Palacio solo con Carrizo, pero el delantero no definió bien y el arquero cedió corner.

De ese tiro de esquina, ejecutado por Riquelme desde la derecha, llegó la apertura del marcador porque Battaglia, en el medio del área, cortinado por Palermo, le ganó a Ponzio de cabeza y venció a Carrizo.

La única acción de riesgo tuvo lugar a los 22 y fue a través de un corner de Riquelme, esta vez desde la izquierda, que Cáceres, agachándose, cabeceó por encima del travesaño.

El arquero de Boca sólo tuvo que esforzarse a los 32 minutos, para anticipar a Falcao García ante un pelotazo muy largo.

River estuvo partido, con los defensores muy lejos de los volantes y Boca terminó justificando la diferencia más por lo que no produjo su rival que por mérito propio.

El segundo tiempo fue tan pobre como el primero en cuanto a expresión futbolística. Boca nunca encontró el camino para ampliar, a pesar de tener todo servido para hacerlo, y por su parte River jamás encontró la fórmula que le diera la posibilidad de llegar al empate.

Como situación de peligro para el arco de Carrizo, sólo puede mencionarse una acción individual de Riquelme en el minuto 14, cuando giro en el área, paso entre dos rivales y sacó un remate, que tras desviarse en un defensor, se fue al tiro de esquina.

En el último tramo del juego, ya sin Riquelme que dejó la cancha acalambrado, Boca permitió que River lo empujara contra su área, pero Caranta no tuvo trabajo y recién a los 36 minutos al cabecear Abreu apenas alto un centro de Rosales, hubo alguna zozobra para el arco boquense.

 
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