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Empieza el cambio

Barack Hussein Obama Jr. necesitó cinco meses para vencer a Hillary Clinton y entrar en la historia como el primer candidato negro a la presidencia de los Estados Unidos. Lo hizo con un linaje político que él mismo delineó entre "el presidente que eligió la Luna como nueva frontera" y "el rey que nos llevó a la cima de una montaña y desde ahí señaló el camino hacia la Tierra prometida".

Bajo el recuerdo de John F. Kennedy y Martin Luther King, dos de los personajes de leyenda de la política de EE.UU., Obama convenció a los demócratas que el cambio era posible y mucho mejor que la experiencia esgrimida por su rival Hillary Clinton para un país que se sumerge lentamente en una recesión que tiñe al futuro de desesperanza.

Fue con un sencillo "Sí, podemos" que el político de 46 años en un discurso de enero pasado en New Hampshire sacó el título de "orador carismático" y de "fenómeno político". Durante el resto de los meses que transcurrieron hasta ayer el graduado de Harvard y Columbia, casado y con dos hijas, demostró que también tenía los títulos necesarios para sobrevivir -y salir ileso- a los ataques de una dura interna.

Es estos cinco meses, "el fenómeno Obama" contagió de ganas de hacer política a los jóvenes apáticos de los campus universitarios. Una onda expansiva que hasta llegó a una aldea perdida en Kenia. Ahí, su abuela "Mama Sara" se convirtió en uno de los personajes más buscados por la prensa. Obama Jr. visitó su casa en Nyangoma-Kogelo en 1987 cuando tenía 26 años, era un estudiante de abogacía y había comprendido que en la historia de su padre ausente estaba también la suya.

Barack -que significa "El afortunado"- fue el único hijo del primer hombre negro que aceptó la Universidad de Hawai con una mujer texana de 18 años y "blanca como la leche". Había nacido en Honolulu, Hawai, de esa pareja que duró hasta que el joven africano se fue de su casa para seguir sus estudios y una vida que lo llevó a otros matrimonios, a otros hijos y a regresar a su Kenia natal con una frustración que ahogó en el alcohol y la terminó en un accidente de auto en 1982.

A Obama lo recuerdan frente a la tumba de su padre en tierra africana inmóvil y en silencio durante horas. Dicen que el enojo de su pasado lo enterró en las letras de su autobiografía en la que contó sobre su consumo de drogas para que nadie se lo presenté después como un obstáculo en su camino hacia el sueño de ser el primer presidente negro de EE.UU.
A estos recuerdos los escribió cuando acababa de terminar sus estudios de leyes en Harvard en 1991. Después, con los fantasmas del pasado amansados, se lanzó a su carrera política. Un itinerario demasiado corto, según sus críticos. En 2004 fue electo senador y en 2007 -en el mismo edificio en que Abraham Lincoln terminó con la esclavitud- dijo que sería el primer presidente afroamericano. Ayer, se acercó un poco más a ese sueño.

Via Clarin

 
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